Las cifras no engañan: en el conjunto del estado, la ciberdelincuencia crece a un ritmo anual superior al 35 % y las pymes son el objetivo del 70 % de los ciberdelitos.
En tiempos de COVID-19, el otro virus que preocupa a las empresas es el informático. Desde los primeros confinamientos en 2020, los ciberataques se han disparado y causan estragos.
Google ha avisado de que en estos momentos hay cerca de dos millones de páginas web falsas dedicadas exclusivamente a captar información. En los EE. UU., las denuncias por ciberdelito se han multiplicado por cuatro desde el inicio de la pandemia.
España: uno de los países más vulnerables
Los negocios españoles fueron los más ciberatacados en el 2020, según se concluye de un análisis efectuado por la aseguradora especializada Hiscox entre empresas de España, Bélgica, Francia, Alemania, Países Bajos, el Reino Unido y los EE. UU.
En concreto, el 53 % de los negocios recibió un ataque, lo que les supuso entre 35 000 y 75 000 euros, en función del tamaño de la empresa.
Tal y como se apunta en el último Informe sobre cibercriminalidad del Ministerio del Interior, en 2019 los ciberdelitos ya representaron el 9,9 % de las infracciones penales en España, comparado con tan solo el 4,6 % de 2016.
Esta tendencia se acelera año tras año: antes de la pandemia, se conocieron 218 302 delitos informáticos (un 35,8 % más con respecto al año anterior). Durante 2020, el número de ciberataques subió exponencialmente y el Instituto Nacional de Ciberseguridad registró 130 000 incidentes graves: un 24 % más que el curso anterior.
Ataques cada vez más sofisticados
Uno de los mayores problemas para las empresas y las fuerzas de seguridad es la diversidad de enfoques de los delincuentes. En el informe Do criminals dream of electric sheep? How technology shapes the future of crime and law enforcement, la Interpol asegura: «Entre las tecnologías emergentes desestabilizadoras […] encontramos la inteligencia artificial, la computación cuántica, el 5G, las criptomonedas y redes descentralizadas alternativas, la impresión 3D y la biotecnología».
Todas estas nuevas formas asociadas a la cibercriminalidad implican que las conductas de los piratas informáticos sean complejas, tanto en su forma de comisión como en la prevención de las mismas. Sin embargo, la sociedad tiende cada vez más hacia el comercio electrónico. Por lo tanto, muchas de las conductas de los delincuentes están orientadas hacia ese campo de actuación.
De hecho, de acuerdo con los datos recopilados a partir de países miembros de la propia Interpol, tras la COVID-19, los dominios maliciosos se han convertido en el ciberataque más frecuente (un 59 % del total).
Un ejemplo de esto fue la actuación policial, denominada Operación Lupin, en la que se llegó a detener al mayor ciberestafador de la historia de España. Este delincuente informático se dedicaba a vender productos de electrónica mediante páginas copiadas de tiendas totalmente legales y de conocido prestigio, llegando incluso a usar sus logos y nombres de marca.
Toma el control de tu nombre en Internet
Los delincuentes están trasladando su campo de acción al mundo virtual y, según la Guardia Civil, las pymes son el objetivo del 70 % de los ciberdelitos en España. Para muchas ya es tarde, pero, para las demás, una buena decisión ahora puede salvar su futuro.
Las claves para reducir los riesgos de ataque son: analizar la actividad en la Red, hacer regularmente copias de seguridad de toda la información importante, actualizar los sistemas de seguridad y establecer un plan de actuación y formación del personal.
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